El uso de la bicicleta se ha convertido, hoy por hoy, en una actividad cotidiana por tratarse del vehículo perfecto para desplazamientos cortos y no sólo eso, sino que además, la bicicleta resulta ser, un medio de transporte económico, fácil de aparcar, cuida el medio ambiente y de paso nos vale para sentirnos bien físicamente. No obstante, conlleva sus riesgos y no podemos ‘caer en la trampa’ de relajar nuestra atención sobre los demás usuarios que comparten las vías públicas tras circular en bici por una razón: los siniestros de tráfico. Un problema que podemos solucionarlo si entre todos tomamos conciencia de la gravedad que supone un sólo siniestro en el que interviene un ciclista.
Las medidas preventivas que pueden tomarse para circular en bicicleta como son, la utilización del casco, el uso de prendas reflexivas, circular por el arcén siempre que sea éste transitable de una vía interurbana, mantener la distancia de seguridad no sólo con los vehículos sino también con los peatones, especialmente, cuando circulamos por zonas peatonales, el uso correcto de las vías para ciclistas, pueden prevenir situaciones de riesgo o, en su caso, minimizar las lesiones del ciclista en caso de impacto o caída. El conductor de una bicicleta debido a su vulnerabilidad sale peor parado que cualquier otro conductor en caso de producirse un siniestro vial.
El ciclista implicado en un atropello puede que no pueda contar lo sucedido, falten elementos para sacar conclusiones sobre las causas que llevaron al hecho, incluso, existan dudas de por dónde circulaban los conductores implicados en el momento del siniestro. De ahí, que cualquier grabación a modo de caja negra, como tienen los aviones, pueda ser una pieza clave para despejar muchas dudas, evitar situaciones de indefensión y plantear, a toro pasado y para que no vuelva a ocurrir, nuevas medidas sobre Seguridad Vial.
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