El pasotismo del peatón. El ansia reprimida del conductor

Los dos casos que os voy a contar ahora ocurrieron con escasamente una semana de diferencia y curiosamente en dos avenidas contiguas. Y no hablo de calles estrechas o con poca circulación sino dos de las vías principales que se utilizan para cruzar Gijón de un extremo a otro.

En ambos casos, el pasotismo de sendos peatones primero hacia mi propia seguridad y luego hacia la suya no pudieron evitar que me enfadase, y mucho dentro de mi vehículo. Sobre todo porque aunque cometieron una infracción que les podría haber costado la vida, todavía defendieron su acción aunque les llamé la atención por su conducta. Os los explico a continuación.

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