A lo largo y ancho de la red viaria española existen muchos tramos difíciles, algunos poco seguros, otros en los que el riesgo aumenta considerablemente si no hacemos caso de la señalización presente. Hablamos el otro día de los túneles (sí, esos que están señalizados convenientemente) y de cómo muchos conductores no hacen caso de las señales. A veces pueden estar menos visibles, sobre todo cuando hay poca luz o algún fenómeno meteorológico que afecte a la visibilidad. Otras veces el conductor no presta atención, o considera que “no hay para tanto”.
Para los casos de peligro real, constante y reiterado, las iniciativas populares o extravagantes suelen tener mucho impacto en el conductor. Es lógico que cuando nos encontramos una señalización excepcional, fuera de lo común, prestemos más atención a lo que estamos haciendo, y precisamente eso es lo que se consigue con los dos ejemplos que vamos a comentar: una cortina de agua iluminada, y unos muñecos espanta-atropellos muy curiosos, a la par que aparentemente efectivos.