¿Cómo funciona el control de crucero?

Utilizar el control de crucero es fácil: suele haber un mando del vehículo para seleccionar la velocidad deseada, y el coche se encarga, él solito, de aplicar la potencia necesaria para mantener esa velocidad sin que debamos pisar ningún pedal. El funcionamiento interno parece también extremadamente simple: si la velocidad cae por debajo del valor deseado, el control de crucero aparentemente pisa pedal del acelerador; si la velocidad es demasiado alta, hace uso del freno motor. Eso sí, al contrario que el su hermano mayor, el control activo de velocidad, el control de crucero estándar no suele hacer uso de los frenos normales.

Sin embargo, hay algunas sutilezas a tener en cuenta. Un control de crucero que se limitara a pisar el acelerador a tope y soltarlo de golpe al alcanzar la velocidad deseada sería muy incómodo y probablemente inseguro. Estaríamos todo el rato experimentando acelerones bruscos, con las correspondientes sacudidas. Además, el cambio en el reparto del peso que se produce al acelerar o dejar de acelerar bruscamente podría hacernos perder el control del vehículo en las curvas, creando un grave problema de seguridad vial. La solución a todo esto es una tecnología que existe desde finales del siglo XIX: el regulador PID, que también aparece en otros dispositivos (termostatos y robótica son los ejemplos más conocidos).

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