Amparo Estrada
Si usted tiene coche probablemente se habrá encontrado más de una vez un papelito en el parabrisas donde se ofrecen a comprarle el automóvil sea cual sea su estado, incluso si no funciona. Puede que le haya extrañado, pero piense que es un taller que lo arregla y le saca un beneficio vendiéndolo después. Es una posibilidad, pero también puede tratarse de una trama de fraude al seguro. En los últimos tiempos han proliferado los grupos de feriantes o propietarios de talleres que compran vehículos en mal estado para después fingir robos, incendios o siniestros totales y cobrar la indemnización del seguro. Este es uno de los ejemplos del fraude organizado, que aunque sólo representa el 1% del total está aumentando vertiginosamente: en 2014 creció un 500%, según el informe de la aseguradora Axa. El fraude organizado es el cometido por tramas, apoyadas en ocasiones por gente del sector, que han profesionalizado el timo y que, una vez montada la estructura, intentan ‘industrializar’ el proceso delictivo y repetirlo en todas las compañías. La indemnización media que reclaman en los siniestros es de 6.000 euros. El número de tramas organizadas detectadas por AXA el año pasado fue de 45 frente a los siete casos de 2013.
Otro ejemplo de fraude organizado es el cometido por un constructor con negocios de alquiler inmobiliario de segundas residencias en zonas costeras, que aseguraba las viviendas y daba pequeños partes de siniestros simulados para reparar los apartamentos en temporada baja, y tenerlos preparados para alquilar en periodo de vacaciones. Esos partes los reparaban sus propios proveedores y su reembolso lo solicitaba a la aseguradora.
El fraude más frecuente es el ocasional u oportunista, que consiste en aprovechar un siniestro real para introducir daños preexistentes o anteriores. Es el típico caso de asegurados con pólizas a terceros que tiene un siniestro real. Son inocentes, pero aprovechan el siniestro para tratar de incorporar daños anteriores incluso con versiones rocambolescas, como rebotes contra algún objeto o doble golpe del vehículo contrario. Representa el 57% del total de los fraudes y ha disminuido ligeramente respecto a 2013. El 71% de las veces, el importe reclamado es inferior a 600 euros.
El tercer tipo de fraude es el premeditado. Se trata de casos en los que los daños reclamados son reales o ficticios, pero todos han sido planificados con antelación. En ellos se suelen ver implicadas varias personas y suponen el 42% de los casos de fraude evitados durante 2014. La indemnización media se eleva a casi 4.500 euros. El caso más dramático es aquel en el que personas desesperadas aceptan amputarse algún miembro o sufrir algún daño físico para cobrar una indemnización.
El fraude corporal sólo solo ha crecido un 0,4%, aunque como su coste es quince veces mayor que el fraude material, representan el 63,4% de los importes a pesar de suponer sólo el 16% en número. Los siniestros en los que se declara una lesión cuando ya existía una dolencia preexistente han crecido un 233% en los dos últimos años. Por otro lado, aquellos en los que se declara whiplash (latigazo cervical) cuando no existe esa dolencia o se exageran las mismas, han aumentado en un 40% en el mismo periodo, según AXA.
La tasa de fraude nacional (siniestros fraudulentos respecto a siniestralidad) es del 1,2% y desde que empezó la crisis ha registrado sucesivos incrementos, No obstante, en 2014 moderó su tendencia de aumento.
Casi siete de cada diez siniestros fraudulentos se producen en el ramo de Auto, donde se observa un incremento del 6,55% en el último año. Por su parte, Multirriesgos (Hogar, Comercio y Oficinas, y Comunidades) representa el 25% del total y se ha incrementado un 14%. En último lugar, aparecen bajo el epígrafe de Diversos, el fraude en seguros de Transporte, Industrias, Salud, Accidentes y Vida, que suponen el 7,5% tras haber crecido un 11% el último año.
Otros daños
El 70% de las ocasiones en que se realiza un fraude es porque los daños que se reclaman no tienen nada que ver con el siniestro o se trata de exagerar los daños del mismo para cubrir otros daños diferentes a los propios del siniestro. Los partes de favor (connivencia entre los implicados) se han más que duplicado en los últimos dos años, y los que tienen lugar entre familiares se ha multiplicado por seis.
También se ha producido un fuerte crecimiento de los intentos de fraude cometidos con ocasiones de la ocurrencia de fenómenos atmosféricos. Así, el número de siniestros fraudulentos por viento aumentó un 63% en 2014. Del mismo modo, el número de siniestros fraudulentos por caídas de rayos se ha multiplicado por tres.
El año pasado, Axa descubrió un total de 15.300 siniestros fraudulentos, un 8,6% más que el año anterior y evitó el pago de 60 millones de euros en primas fraudulentas. Según Arturo López Linares, responsable de Gestión del fraude y recobros de AXA, de no haber evitado ese fraude, las primas se habrían tenido que incrementar un 5%.